Huellas compartidas
Crecimos como dos ramas
que se entrelazan en un árbol,
nuestras risas eran ecos de un tiempo
que parecía eterno,
y nuestras conversaciones,
la brújula que nos guiaba en cada paso.
No importaba la distancia ni el tiempo,
siempre encontrábamos el camino
de vuelta el uno al otro.
Hoy, las huellas de esos días
se sienten un poco más lejos,
como si el viento nos hubiera llevado
por rutas distintas.
Pero aún así,
en el rincón de mi memoria,
te encuentro como la huella que nunca se borra,
como la voz que me recuerda
que aunque las distancias crezcan,
el lazo nunca se rompe.
Y aunque nuestros caminos se hayan separado,
sé que la amistad que compartimos
sigue viva,
como ese lazo invisible
que nos une,
y que ni el tiempo ni el espacio
podrán deshacer.
Comentarios
Publicar un comentario