Fika, mi pequeña luna

 

Fika, con tus ojos curiosos
y tus pasos sigilosos,
te deslizas por la casa como un susurro,
como una sombra que llena de vida
cada rincón en el que te escondes.

Eres un misterio en cada maullido,
un rayo de sol en la mañana
y la calma de la noche,
cuando te acurrucas cerca de mí
y el mundo parece detenerse.

Tu pequeña figura,
tan llena de ternura y rebeldía,
es el refugio de mis días
y la alegría de mis noches solitarias.
Con cada ronroneo,
me haces sentir que todo está bien,
que el amor no siempre necesita palabras,
que puede ser tan simple como un abrazo silencioso
y un cuerpo pequeño al que cuidar.

A veces, cuando todo parece incierto,
te miro y todo cobra sentido.
Porque en tu pequeño ser
encierra la paz de un universo entero,
en el que no hay prisas,
solo momentos de quietud
y la certeza de que,
a tu lado, siempre habrá
un rincón cálido
para descansar.

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