Suspenso de estrella fugaz


Recuerdo esa mirada que detuvo el reloj,
como si todo lo que éramos
y todo lo que no dijimos
se pudiera ver en tus ojos.
No hacía falta hablar,
porque en ese instante
el tiempo ya no importaba.
El mundo seguía girando,
pero nosotros estábamos fuera de él.

En tus ojos vi un universo entero,
un lugar donde las dudas se disolvían
y las certezas se volvían frágiles,
como si todo lo que pensábamos
pudiera ser distinto,
solo con esa mirada.

Y ahí, en ese parpadeo,
el amor que no llegó a ser
se quedó suspendido,
como una estrella fugaz
que pasó rápido,
pero cuyo rastro aún guardo en el pecho.

Porque a veces,
no hace falta un “te quiero”
cuando los silencios
son más fuertes que las palabras,
cuando una mirada basta
para escribir lo que no se dijo.

Comentarios

Entradas populares