Flaum

Pequeña guardiana de mis días tristes,

alma suave envuelta en ronroneo,
tus patitas eran suspiros
que se deslizaban por mi vida
con la gracia de quien sabe
que está hecha de magia.

Te acurrucabas en mi pecho
como si supieras cuándo el mundo pesaba,
y con cada parpadeo lento,
me decías sin palabras:
“Aquí estoy. Todo va a estar bien.”

Eras abrigo en los inviernos del alma,
luz en las madrugadas que dolían,
compañera de silencios largos
y testigo de todas mis versiones.

Ahora que ya no estás,
te busco entre los rayitos del sol que se cuelan por la ventana,
en el murmullo del viento,
en ese rincón donde dormías sin miedo.
Y aunque mis brazos estén vacíos,
mi corazón te sigue abrazando.

Fuiste más que un gato,
fuiste hogar,
fuiste amor sin condiciones.
Y aunque la vida siga,
hay un lugar en mí
que siempre será tuyo.

Comentarios

Entradas populares